viernes, 23 de diciembre de 2011

Y que me emociono.

El lugar es irreal (La verdad es que llevo unas cheves encima, como que tengo ganas de fiesta).
Las semanas se han tornado pesadas, la fuerza del día lo das tú, el sueño de la noche lo das tú...
Bueno pues, llegamos pedimos y todo va fluyendo muy bien, no me doy cuenta del tiempo, pero la música, que aunque no es de mi selección, hace su trabajo y me mantiene animado, hasta me se varias letra de ellas... La verdad desconozco a las personas que me acompañan
Y del lugar, por mi falta de atención no tengo mayor referencia
Ya paso bastante después del primer salud... Entonces el ambiente, los amigos o la vida distraen mi atención... No puedo explicar este momento, reconozco tu sonrisa, tus ojos, tu altura y tu no me has visto.
Trato de comportarme y llamar tu atención, sólo logro que tus dos amigas desvíen un poco su mirada, pero tú, nada, nada... Algo te dicen a tus oídos pero tu te niegas a voltear.
Creo que estas igual o mas temerosa que yo, creo que sabes que pasa, pero te niegas a reconocerlo, te quieres acercar pero no puedes, quieres pero no puedes.

Doy un gran trago a la cerveza y sin pensarlo en un segundo estoy a tu lado, volteas y me miras con sorpresa (el fondo musical es algo así como “siempre será una belleza de cantina”), yo no digo nada, solo tengo el valor para tomar tomar tu mano y uír...

Todo el camino no dijimos nada, hago la parada en una tienda y compro lo necesario para la noche.

Ahora estamo de frente, a obscuras, frente a frente, siento tu aliento. Tu respiración, hasta tu timidez. Yo no se que pesar: ¿Estarás enojada? ¿Nerviosa? Yo no lo se y te acerco un vaso con bebida que escogí... Si tu no quisieras, en estos momentos no estarías aquí...


No se si fui yo, no se su fuiste tú, pero esa noche me besaste como nunca.


Luis Valente.